Como prometido, Not Just Fashion ha ido a empaparse de moda hasta los huesos en la tan esperada 080 Barcelona Fashion.
Empiezo por los números, que siempre sirven para impactar.
18.757
Es el número de periodistas, buyers, bloggers, profesionales del sector y público vario que acudió a 080 Barcelona Fashion la semana pasada. En porcentaje esto se traduce en un incremento de presencias del 43% respeto a la edición invernal.
Los cuatro días de la pasarela catalana de la moda “en el sentido más amplio de la palabra” (como cita la página web oficial) terminaron la semana pasada, dejando a sus espaldas desfiles, front rows, modelos, divismo, vaivenes de looks elocuentes y grandilocuentes. Cuatro días durante los cuales la Barcelona fashionista y del mundillo se reunió en el pintoresco Palau de Pedralbes, paseando en sus jardines poblados de maniquíes y moviéndose entre sus suntuosas paredes abanicándose durante los desfiles, que mejor escenografía no podían pedir.
La décima edición de la pasarela ha presentado algunos cambios entre new entry y nuevas iniciativas, como el área de networking diseñadores-empresas 080 Lunatics, como ya había comentado en el post de junio.
Protagonistas absolutos los diseñadores.
Alexis Reyna. El ganador de la pasada edición ha elaborado una colección que mezcla pop culture y un mood modern etnic, con abundancia de logos.
Brain&Beast. Continúan el estudio sobre tejano y formas deconstruidas, dando especial enfoque a estampados y logo.
Celia Vela. Presenta una colección que apuesto por encajes, transparencias, mini size, plisados y volantes asimétricos.
Gori de Palma. Guiña a los grandes de la moda y elabora prendas de encaje, bordados, transparencias y propone primordiales hombreras.
Guillermina Baeza. Romántico es el íntimo marcadamente retro, con estampados florales.
Juan Pedro Lopez. Confirma los vestidos largos y vaporosos cual prenda estrella de su colección, pero esta vez falta evidentemente de originalidad.
Justicia Ruano. Un ready to wear de líneas puras y siempre con detalles muy cuidados.
Lurdes Bergada & Syngman Cucala. Propone un casualwear asimétrico declinado en escalas de grises.
Manuel Bolaño. Se concentra en prendas de punto irregulares, deconstruye camisas y opta por formas neutrales.
Martinez Lierah. Ha presentado prendas con líneas de marcado minimalismo futurista, donde domina el pantalón pitillo y el azul Klein se concede a manchas.
Miranda Marakoff. Propone prendas basic apostando por colores Candy.
Miriam Ponsa. Tiene alta la bandera del romanticismo rustico catalano prête-á-porter, donde las investigaciones textiles se inspiran a las colmenas.
Schipper/Arques. Se decantan por corpiños, bustier y tejidos vaporosos.
Siki Im. No deleita con formas y líneas puras y plásticas, nudos, drapeados y cierto minimalismo unisex.
Sur. Debuta con una colección de piezas delicadas y atemporales, para un fondo de armario chic.
Toni Francesc. Presenta patrones clásicos que se deleitan en construcciones origami, alternando formas plásticas y texturas suaves.
Who. Un casualwear que roza el homewear, entre formas dulces y sabor sporty chic en versión neutra.
Yolancris. Un romanticismo barroco se insinúa en la acumulación de encajes, transparencias e incrustaciones de perlas y aplicaciones de imperdibles.
Las firmas TCN, Mango y Desigual, imperdibles por lustro mediático y social, han cumplido con desfiles nocturnos entre prendas inconfundibles y rostros conocidos. Con fiesta a seguir, por supuesto.
TCN
Mango
Esta edición ha premiado el duo creativo Martinez Lierah cuya colección ha impactado por sus colores obscuros, el concepto plenamente futurista y el buen estudio y confección de las piezas. Con emoción Daniel Lierah y Arturo Martínez recibieron el premio de 20.000€ de las manos de Jean Paul Cauvin, editor de Fashion Daily news, declarando que “esto nos va a permitir continuar”.
Martinez Lierah
080 en píldoras. Que con un poco de azúcar pasarán mejor.
Pero quitando el azúcar, queda un sabor un poco amargo. En la pasarela tuvimos el honor de observar reminiscencias, y en algunos casos imitaciones, de Balmain, Gucci, Lanvin, Balenciaga, Maison Martin Margiela. Ha habido momentos en los cuales en los desfiles se arrastraban tendencias ya obsoletas en el resto del mundo, como transparencias y hombreras insistentes.
Es cierto que hoy en día es difícil crear algo realmente diferente, es imposible no dejarse influenciar por otros diseñadores y son comprensibles las dificultades debidas a escasez de medios con los que hay que hacer auténticos milagros. También es palpable en Barcelona la gana de emular los demás países, gana de poder competir, gana de llegar, que no ayuda a desligarse de pilares creativos cuya sombra puede dar miedo. Pero la emulación y la envidia por el jardín de los vecinos, no arregla nada. España debería dejar de compararse e infravalorarse para empezar a creer en si misma y sacar lo genuino que tiene. Hay buenos ejemplos de ready to wear como Toni Francesc, Lurdes Bergada & Syngman Cucala, Miriam Ponsa, Justicia Ruano, que sobresalen sobre todo por prendas llevables, concretas, de las que ahora hace tanta falta. Hay creativos que proponen nuevas fórmulas, como Brain&Beast. Pero los hay también que se han quedado atrapados en el circulo vicioso barcelonés moderno que se está quedando sin oxigeno, donde no se hace nada más que mezclar los mismos ingredientes en otra salsa “y espera que si le pongo esto, quito lo otro y corto por allí… y pumba vestido hecho”. Así se alienan y asfixian consentimientos y la estética dominante, ya en avanzado estado crítico. Quien hace las cosas realmente diferentes simplemente no desfila en Barcelona y tendrá sus buenas razones.
Por otro lado la heterogeneidad de la moda que se presenta en 080 es una solución que espero. Diseñadores y marcas. Esto es algo que todavía sigo sin poder conciliar en mi cabeza. Son dos mundos que aunque pertenezcan al mismo sector, siguen, y tienen que seguir, ritmos diferentes, aunque ambos con objetivos comerciales. Las marcas se inspiran pero estudian más racionalmente las colecciones, mientras los diseñadores tienen el privilegio de poder expresarse a través de prendas, de construir atmosferas, de crear emociones y sensaciones de tela. No se pueden comparar. Y en la misma pasarela la racionalidad de las marcas estropea la poesía de los diseñadores.
Pero hasta que no se entienda que la moda no es Mango o Zara, sino Balenciaga, nos quedamos con semanas de la moda que son un pot pourri con locations magnificas para un nicho selecto. Más allá de la frontera 080 solo se quedarán números.