Elsa Schiaparelli vuelve. La grande Schiap, visionaria diseñadora italiana, de adopción francesa, que durante la primera mitad del siglo XX ha firmado las creaciones de moda más excéntricas e innovadoras de su tiempo. ¿Quien no conoce su sombrero en forma de stiletto, o el vestido con la langosta?

Elsa Schiaparelli

– Elsa Schiaparelli –

Elsa Schiaparelli Sombrero

– Sombreros de Elsa Schiaparelli –

Elsa Schiaparelli Vestido Langosta

– Vestido con langosta, Elsa Schiaparelli –

¿Surrealista? En absoluto. Su nombre volverá a brillar en las revistas y en las tiendas.

Las puertas de la maison, cerradas en el lejano 1954, vuelven a abrirse  gracias a Diego Della Valle, propietario del grupo Tod’s, que compró la firma en 2007. La noticia ya estaba en el aire pero se oficializó el pasado mayo, durante el party de Anna Wintour, con motivo de la inauguración de la exposición “Schiaparelli and Prada: Impossible conversations”, al Met de Nueva York. Ninguna casualidad: Della Valle apoyó y fomentó con entusiasmo la exposición para un relanzamiento de la firma en gran estilo, servida a los media y al mundo entero en pompa magna en bandeja de plata. El debut de la Maison Schiaparelli, así rebautizada, está previsto para el próximo junio durante la semana del haute couture en París. La expectación también se dirige hacía el futuro director creativo y la batalla está entre John Galliano, a la busca de redención, y Rodolfo Paglialunga, ex director creativo de Vionnet (otra firma rescatada del pasado). El grupo Tod’s, con Maison Schiaparelli, por fin entra en el sector de prêt-à-porter femenino de alta costura, subiendo un escalón más en el Olimpo de los grupos del lujo mundial, alterando a todo el fashion system.

Genial. Pero ¿Por qué recorrer al pasado? ¿No sería más fácil crear una nueva firma? Lo de Schiaparelli, de hecho, no es ni el primero, ni el último caso de repesca, es solo el más reciente.

En los últimos años en el fashion system se ha puesto de moda desempolvar a los nombres de maisons y couturiers que en el siglo XX cerraron su actividad, supuestamente, para siempre. Pero nada es para siempre.

Berluti, por ejemplo, es una empresa de calzado y complementos de piel, con manufactura artesanal de excelente calidad, fundada en Francia en 1895 por Olga Berluti. En 1993 LVMH compra la empresa y en 2005, con el diseñador Alessandro Sartori, relanza la firma completando la gama de productos con una línea de trajes y prendas de vestir a medida. El objetivo: convertirse en la máxima expresión del lujo para el hombre contemporáneo.

Berluti colección hombre

– Colección 2012 de Berluti –

Otro relanzamiento es el de Moynat. Esta  histórica firma francesa, especializada en equipajes y artículos de viaje en cuero, fue fundada en 1849 y prosperó hasta finales de los 70 cuando se cerró su tienda en Paris. Tras una serie de tentativos de relanzamiento, en 2010 el grupo LVMH (siempre él) releva Moynat que, en diciembre 2011, vuelve al mercado con una colección de bolsos esenciales y modernos, que nada tienen a que ver con sus maletas de hace treinta años.

Moynat maleta y bolsos

– Moynat: ayer y hoy –

Sigue el carrusel de resurrecciones de lujo.

House of Worth, es una casa de alta costura fundada en 1858 por Charles Fredrick Worth, el padre de la moderna Alta Costura que vistió la crème de la crème de la sociedad de esas décadas con maravillosos y vaporosos vestidos. A partir del 1932 es sobre todo con los perfumes que la casa de moda obtiene éxito, hasta cuando, en 2003 su relanzamiento fue comisionado al diseñador Giovanni Bedin. House of Worth volvió con una peculiar colección de corsés, que fusionan elementos estéticos originales de la casa y contemporáneos. Aunque ya Alexander McQueen había dado una vuelta por los archivos de Worth unos años antes.

Charles Frederick Worth

– Vestido de Charles Frederick Worth –

House of Worth

– House of Worth –

Y para terminar, Madeleine Vionnet, diseñadora francesa de alta costura, virtuosa reina del corte al bies que vistió a Greta Garbo y Marlene Dietrich con divinos vestidos de líquido satén. En 1939, con el inicio de la segunda guerra mundial, su casa de moda tuvo que cerrar. Casi setenta años después, en 2008, su nombre se despertó de la hibernación gracias a Matteo Marzotto y Gianni Castiglioni que adquirieron el brand para relanzarlo en 2009. El concepto estético de Vionnet hoy mezcla la modernidad con la elegancia y la sofisticación heredadas de la firma. Pero es una marca, y no queda rastro de la mujer que pasaba horas a vestir un maniquí para estudiar como caía la tela.

Madeleine Vionnet 1920

– Madeleine Vionnet en 1920 –

Vionnet ayer y hoy

– Modelos de Madeleine Vionnet y Colección Otoño Invierno 2012 Vionnet –

Puede que se trate de una guerra implícita entre grandes grupos del lujo, empeñados a repartirse el mercado a golpes de sofisticadas estrategias que no dejan descansar en paz ni a los que escribieron la historia de todo un siglo de moda. Pero los hechos nos ponen ante los ojos una tendencia que declara que es mejor resucitar a un muerto que dar a la luz una nueva criatura. ¿Por qué? Porqué esas firmas tienen una historia auténtica, real. Porqué evocan un pasado palpable. Porqué al consumidor le gusta comprar un producto con valores añadidos y reales que no son fruto de estrategias de marketing emocional. El nombre de un grande diseñador del pasado es sinónimo de garantía de calidad, de creatividad primordial, de artesanía y pasión, en definitiva, de esa autenticidad que la moda actual parece haber olvidado. Luego, poco importa si en realidad lo único que queda de esas firmas es el nombre, con todo su imaginario anexo, y los productos no son nada más que creaciones de los tiempos modernos, firmadas con nombres antiguos. Lo intangible (el nombre) supera al tangible (productos).

Me quedo todavía con el beneficio de la duda para la Maison Schiaparelli. Diego Della Valle aseguró que los tiempos comerciales no serán una prioridad y que “Para Schiaparelli queremos un trabajo de excelencia, en gusto y calidad, con toda la tranquilidad necesaria para lograrlo”. ¿Nueva tendencia? En junio formularemos sentencia. A ver si al volver la enemiga de Coco Chanel, Karl Lagerfeld dejará de pavonearse tanto y se pondrá las pilas como cuando heredó el imperio de la creadora de la petite robe noire.

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